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La anatomía del sistema Pajares

Samuel Armijo // @desdelabarrera 

El Real Jaén volvía a encontrarse con la victoria en el sombrío encuentro disputado frente al At. Mancha Real. Antes del choque llamaba la atención encontrarse con un Estadio en ruinas, sin luz y con un baño anegado con un escape de agua como no se conocía antes. Lo que dejaba ver la pobre iluminación de La Victoria era una situación límite de una institución ante el abismo que se ve obligada a interrumpir el suministro eléctrico coincidiendo con el pitido del colegiado al descanso mientras el presidente, en un palco a oscuras, veía como un inquietante humo invadía el césped proveniente seguramente del motor del generador. Eso es el Real Jaén ahora.

En el campo, Pajares disponía un 1-4-3-3 con Cambil, Juanma y Fran en la media y tres puntas: Montiel por derecha, Carlos Fernández tirado a la izquierda y Montes en el frente de ataque. Los primeros minutos fueron para el equipo blanco donde tenía mucha más profundidad que juego. Sorprenden las prisas de este equipo por llegar a portería rival aunque mirando la tabla igual no tanto y en esos primeros compases varios acercamientos culminaron con el tanto de Carlos, un delantero centro capaz, camaleónico y que no cede ni un metro aunque parta desde un costado. Fernández  conoce el oficio, sabe esperar su momento y se coloca como pocos para cuerpear con los defensas sacando ventaja de cada disputa. A todo ello se le une la tremenda capacidad de asociación con Migue aun siendo perfiles parecidos. Ahí hay delantero.

Y si el problema de otras temporadas era la falta de talento arriba esta campaña el RJ adolece de experiencia y tranquilidad atrás. En la segunda llegada del Mancha Real llegaba el empate, en una buena jugada del equipo de Bolaños pero que ningún equipo hecho y con madurez puede conceder cuando no se habían dado avisos previos reseñables. El conjunto de Pajares se comporta como un flan cuando atacan su portería y son varios los fallos individuales encadenados que ponen de manifiesto la falta de ideas y de trabajo en una temporada en la que se ha jugado poco y se ha entrenado en circunstancias mejorables. A esta plantilla le faltan automatismos en fase defensiva y patrón de juego en la salida de pelota de sus zagueros. Se intuye que las urgencias en forma de puntos no ayudan nada a todo ello.

El RJ se descompuso tras el empate, todo lo contrario que su rival que creció a partir del gol y pudo poner en serios problemas a los de Pajares al inicio de la segunda mitad. Una parte que empezó y acabó sin dueño. Frente al Almería en el último choque en La Victoria ya comentábamos que el Real Jaén se había echado atrás en la segunda parte bien por iniciativa propia o bien por las virtudes de su rival. Bien, ayer se confirmó que Pajares no tiene el más mínimo reparo en ceder la pelota en casa y buscar la velocidad tras robo. A ello añadió el cambio de sistema con cuatro centrocampistas y embarrar el juego para que se jugara lo menos posible. Lo digo esto último como una virtud que conste aunque se hace difícil pensar que en una Victoria con público se pueda ceder el papel protagonista del juego al equipo visitante.

En esas estaba el equipo de Pajares que sustituía a Fran Hernández que acabó tieso en punta cuando físicamente ya lo había dado todo. Sería interesante que encontrara amparo en una voz que le convenciera de no intentar el último pase en cada pelota que pasa por él. Tan necesario es un balón definitivo como uno de seguridad para dar continuidad a la jugada, más cuando puede suponer una pérdida que dañe mortalmente a tu equipo. Ayudaría bastante que sus entrenadores cedieran en ese eterno empeño de relacionarlo más con la elaboración que con la definición, su aportación iría a más acercándolo al gol y alejándolo del juego. Pero para gustos, colores.

Quien sí se ciñe a lo que debe es Montiel, extremo que hace lo que siempre se le pidió a los extremos: participar poco pero generar situaciones ventajosas cuando la pelota pasa por esa zona del campo. Dio un gol, provocó cartulinas y saques de esquina, desbordó y todo eso en las pocas veces que se encontró con el balón.

Un partido que soluciona de forma momentánea el puntaje pero no las serias dudas que transmite este equipo. Para resolverlas tendrá el 2021 como nosotros lo agarraremos para conciliarnos con la vida aunque ya nada será como antes. En la grada faltará mucha gente.


Foto: Iván Ballesteros


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