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Ayer y mañana

Samuel Armijo // @desdelabarrera 



Si hay algo que aporte tranquilidad a los aficionados del Real Jaén es la portería. Su dueño, Ángel de la Calzada, tiene la llave del cerrojo blanco a buen recaudo expectante a la llegada de pasajes mejores. El único problema del meta jiennense es ser contemporáneo al RJ más flojo de la historia y padecer al presidente más nocivo de todos los tiempos.

Desde que el canterano llegó al club de su ciudad sólo ha encontrado obstáculos en el camino, piedras en los bolsillos y socavones que arquear. Emilio y Arellano comenzaban la Era Membrado en Tercera división mientras que Ángel dejaba el Valencia Mestalla para alistarse a la causa Crespo en la temporada menos anormal del quinquenio de los horrores.

Esa campaña, tras las salidas de Higinio y Montes y pese a las diferencias en el vestuario, el equipo se conjuraba para salir campeón y buscar el ascenso. Gente importante como Mario Martos, Juanma Espinosa o el propio De la Calzada hacían de pegamento para mantener viva la llama de cada compañero en beneficio del bien común.

Pero el RJ de Crespo no compitió frente a El Ferrol y Algeciras y un tanto en La Victoria del conjunto gaditano ponía todos los focos de la factoría cinematográfica Membrado-Rodríguez sobre el portero. Ese día, las eternas sospechas aplastaban los méritos de toda una temporada.

A partir de ahí, intuyo, la visión en el club sobre Ángel nunca fue la misma. Lo primero que hizo Presa al llegar a la entidad fue ficharle a Lopito en el único puesto cubierto cuando la plantilla pedía a gritos gol. Compañeros suyos han sido testigos de conversaciones donde no se mostraba demasiado cariño al portero y el colofón llegaría con la suplencia en la etapa Pajares. Algún día el técnico aclarará este episodio aunque lo que resulta es un damnificado más de las imposiciones caprichosas de quien tiene capacidad para ello.

Sólo Arsenal tiene potestad para llegar a un club y que no le toquen las palmas por muchos flamencos que haya en el escenario. Con la normalidad, De la Calzada, demuestra en cada partido que el RJ tiene portero para diez años, salva puntos, sin ir más lejos en Motril, y sigue sembrando pese a que la cosecha se adivina complicada.

Un portero de la casa, profesional, corpulento, alto, bien en el mano a mano y que reclama dolor al escudo. Sólo el tiempo no ha sido cómplice de la carrera de Ángel que acudió al rescate demasiado tarde o demasiado pronto. Aunque los tiempos cambian. Y los presidentes también.

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