Arconada, una camiseta y la pelota de rugby
Samuel Armijo // @desdelabarrera
Moría la primera parte y valía el tanto de Esparza. El Real Jaén controlaba el partido y Terrazas era sabedor que llegar al descanso así era medio ascenso. El filial del Villarreal probablemente fuera mejor equipo pero no siempre ascienden los mejores equipos sino el que desarrolla una estrategia inteligente. Estaba o parecía estar todo donde quería el equipo de Carlos Sánchez pero un acercamiento amarillo levantó una de las historias más negras del club. Bordás acariciaba la pelota al costado de Dani Hernández y entre ella y la red sólo había metros y Galera. El periodista de televisión hace una peligrosa afirmación "esa pelota no va a entrar".
Esta secuencia bien podría relatarse desde París en 1984. España jugaba la final de la Euro frente al anfitrión y la falta de Platinì se colaba por el corazón de Arconada en el gol más doloroso de la historia de nuestro país. Pocos advierten que la nacional llega a ese partido porque su portero la sostiene con intervenciones imposibles en fase de grupos y eliminatorias.
Galera saca su pie izquierdo para mandar a saque de banda ese disparo y llegar al descanso en ventaja pero jamás podrá olvidar ese minuto 41 como tampoco olvidará su debut en la jornada tres frente al Linares de la campaña 03/04 haciendo pareja con Cidoncha. De cuarto central sub23 pasó a primera escena tras las lesiones de Gordillo y Juan Ramón jugando todo el año y cumpliendo más allá de sus obligaciones. El canterano siente Jaén como suya y sin brillar demasiado en ninguna faceta se las ingenia para brillar en todas. Galera tiene cara de lo que es, buena persona. Quizás no haya mejor manera ni más simple de describir a alguien pero tampoco, forma más noble de hacerlo.
Garrido, técnico del Villarreal B, celebraba el tanto y sabía que sacaba medio billete a segunda mientras los compañeros de Antonio caían al suelo como si se tratase del último minuto del choque. En su barrio de La Alcantarilla las viejas que lo saludaban por la calle lloraban escuchando su transistor sonido AM y los que fueron a verle al campo sufrieron una dentellada en el pecho en la calurosa tarde de aquel mes.
Hace dos años le pregunté a Antonio en mi programa por esta jugada y su rostro aún desnudaba que la hemorragia sigue interna y tal vez jamás cicatrizará. El jabato aplicado perfil Arbeloa, Nacho, no entendía de jornadas laborales porque la camiseta del Real Jaén era su ropa de calle. En el afán por cerrar página por parte de sus compañeros y para echarle algo de guasa al asunto, le regalaron por su cumpleaños en pleno vestuario una camiseta del Villarreal firmada y una pelota de rugby. Ellos, más que nadie, sabían que son cosas del maldito fútbol.
Tristemente el canterano siempre será referido por esa jugada. A Galera, como a Arconada, nadie le recordará por sus méritos hasta ese día. Nadie o muy pocos.
Moría la primera parte y valía el tanto de Esparza. El Real Jaén controlaba el partido y Terrazas era sabedor que llegar al descanso así era medio ascenso. El filial del Villarreal probablemente fuera mejor equipo pero no siempre ascienden los mejores equipos sino el que desarrolla una estrategia inteligente. Estaba o parecía estar todo donde quería el equipo de Carlos Sánchez pero un acercamiento amarillo levantó una de las historias más negras del club. Bordás acariciaba la pelota al costado de Dani Hernández y entre ella y la red sólo había metros y Galera. El periodista de televisión hace una peligrosa afirmación "esa pelota no va a entrar".
Esta secuencia bien podría relatarse desde París en 1984. España jugaba la final de la Euro frente al anfitrión y la falta de Platinì se colaba por el corazón de Arconada en el gol más doloroso de la historia de nuestro país. Pocos advierten que la nacional llega a ese partido porque su portero la sostiene con intervenciones imposibles en fase de grupos y eliminatorias.
Galera saca su pie izquierdo para mandar a saque de banda ese disparo y llegar al descanso en ventaja pero jamás podrá olvidar ese minuto 41 como tampoco olvidará su debut en la jornada tres frente al Linares de la campaña 03/04 haciendo pareja con Cidoncha. De cuarto central sub23 pasó a primera escena tras las lesiones de Gordillo y Juan Ramón jugando todo el año y cumpliendo más allá de sus obligaciones. El canterano siente Jaén como suya y sin brillar demasiado en ninguna faceta se las ingenia para brillar en todas. Galera tiene cara de lo que es, buena persona. Quizás no haya mejor manera ni más simple de describir a alguien pero tampoco, forma más noble de hacerlo.
Garrido, técnico del Villarreal B, celebraba el tanto y sabía que sacaba medio billete a segunda mientras los compañeros de Antonio caían al suelo como si se tratase del último minuto del choque. En su barrio de La Alcantarilla las viejas que lo saludaban por la calle lloraban escuchando su transistor sonido AM y los que fueron a verle al campo sufrieron una dentellada en el pecho en la calurosa tarde de aquel mes.
Hace dos años le pregunté a Antonio en mi programa por esta jugada y su rostro aún desnudaba que la hemorragia sigue interna y tal vez jamás cicatrizará. El jabato aplicado perfil Arbeloa, Nacho, no entendía de jornadas laborales porque la camiseta del Real Jaén era su ropa de calle. En el afán por cerrar página por parte de sus compañeros y para echarle algo de guasa al asunto, le regalaron por su cumpleaños en pleno vestuario una camiseta del Villarreal firmada y una pelota de rugby. Ellos, más que nadie, sabían que son cosas del maldito fútbol.
Tristemente el canterano siempre será referido por esa jugada. A Galera, como a Arconada, nadie le recordará por sus méritos hasta ese día. Nadie o muy pocos.
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