Volviendo a volver
Samuel Armijo // @DesdeLaBarreera
Decía otro portero mítico del Real Jaén que en sus manos tenía los sentimientos de la gente. Cuando Toni García abandonó Córdoba para irse a la cantera del Real Madrid soñaba con tener en las suyas las ilusiones de chulapos y mocitas madrileñas.
En el primer equipo el destino transitaba entre el desastre en Turín de los de Arsenio Iglesias y la ilusión ante la plantilla construida para el exitoso Fabio Capello. Con todo esto en el horizonte de un lustro, Tony paraba para el Madrid C en 1996. Después de portar ese escudo en el pecho no es difícil que cualquier otro le supiera a poco pero sólo la rebelión de un canchero y el armazón de un portero perfil Paco Buyo podía mirar de frente a otra camiseta y no bajar la mirada.
Torredonjimeno, Moralo, Extremadura, Talavera y Real Jaén previo paso por Lucena. En 2011 el color de la camisola y la corona encima del escudo le trasladaron en forma de dejavu quince años atrás a las viejas curvas de Despeñaperros camino de La Castellana.
Si mi hermano Paquito Blanca me dice que cumplía ciclo de tarjetas cada temporada no puedo dejar de creerlo. Con la misma entereza y coraje que miraba esos escudos de tercera defendía la puerta del Santo Reino y el llamado 'otro fútbol'. Un 'otro' que en realidad es propio si se quiere ascender. Dominar registros en el juego y en la forma.
Cuando detuvo el último penal al Lérida todos corrían hacia su concentración, ni el conseguir el objetivo le merecía salirse del objetivo. Si hay que parar otro más se para otro más. Migue Montes lo celebró por él después de mandar a las nubes su pelota de partido y Pau Torres sigue recordando la mirada del cordobés camino del arco.
Cuando Santi Villa mandó un Huracán al palo, la soledad del meta de los chiflidos no podía imaginarse que la jugada siguiente iba a convertir en hermano de leche a Raúl Gaitán. El segundo y medio que invierte Fabiani en zapatear la pelota se le hace eterno girándose hacia su portería como al que le están robando la casa mirando amordazado. Pero el 'gitano' le tendría un último regalo a su número uno en la portería de los milagros.
El mejor momento de la carrera de Toni seguramente esté por llegar pero a día de hoy no encontramos precedentes semejantes a aquella noche. Cuando veía que su RJ se descosía en segunda quiso aportar desde primera línea de fuego pero el comandante no entendió lo mismo.
El pasado domingo Toni García volvía a La Victoria y volvió, bajo una luna llena imponente, a mirar a su portería. La portería donde se hizo eterno en la ciudad de la luz. Después se miró el pecho y no reconoció ni camiseta blanca ni corona. Para encontrarlas ha de buscar en otro sitio, en el corazón.
Decía otro portero mítico del Real Jaén que en sus manos tenía los sentimientos de la gente. Cuando Toni García abandonó Córdoba para irse a la cantera del Real Madrid soñaba con tener en las suyas las ilusiones de chulapos y mocitas madrileñas.
En el primer equipo el destino transitaba entre el desastre en Turín de los de Arsenio Iglesias y la ilusión ante la plantilla construida para el exitoso Fabio Capello. Con todo esto en el horizonte de un lustro, Tony paraba para el Madrid C en 1996. Después de portar ese escudo en el pecho no es difícil que cualquier otro le supiera a poco pero sólo la rebelión de un canchero y el armazón de un portero perfil Paco Buyo podía mirar de frente a otra camiseta y no bajar la mirada.
Torredonjimeno, Moralo, Extremadura, Talavera y Real Jaén previo paso por Lucena. En 2011 el color de la camisola y la corona encima del escudo le trasladaron en forma de dejavu quince años atrás a las viejas curvas de Despeñaperros camino de La Castellana.
Si mi hermano Paquito Blanca me dice que cumplía ciclo de tarjetas cada temporada no puedo dejar de creerlo. Con la misma entereza y coraje que miraba esos escudos de tercera defendía la puerta del Santo Reino y el llamado 'otro fútbol'. Un 'otro' que en realidad es propio si se quiere ascender. Dominar registros en el juego y en la forma.
Cuando detuvo el último penal al Lérida todos corrían hacia su concentración, ni el conseguir el objetivo le merecía salirse del objetivo. Si hay que parar otro más se para otro más. Migue Montes lo celebró por él después de mandar a las nubes su pelota de partido y Pau Torres sigue recordando la mirada del cordobés camino del arco.
Cuando Santi Villa mandó un Huracán al palo, la soledad del meta de los chiflidos no podía imaginarse que la jugada siguiente iba a convertir en hermano de leche a Raúl Gaitán. El segundo y medio que invierte Fabiani en zapatear la pelota se le hace eterno girándose hacia su portería como al que le están robando la casa mirando amordazado. Pero el 'gitano' le tendría un último regalo a su número uno en la portería de los milagros.
El mejor momento de la carrera de Toni seguramente esté por llegar pero a día de hoy no encontramos precedentes semejantes a aquella noche. Cuando veía que su RJ se descosía en segunda quiso aportar desde primera línea de fuego pero el comandante no entendió lo mismo.
El pasado domingo Toni García volvía a La Victoria y volvió, bajo una luna llena imponente, a mirar a su portería. La portería donde se hizo eterno en la ciudad de la luz. Después se miró el pecho y no reconoció ni camiseta blanca ni corona. Para encontrarlas ha de buscar en otro sitio, en el corazón.
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