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Juan Carlos dice sí

Samuel Armijo // @desdelabarrera

El partido del Real Jaén frente al Loja se enquistaba y apareció Juan Carlos. Había perdido la titularidad después de ganarse la confianza de Arsenal y decantó con un gol de bandera el encuentro segundos después de desesperar a propios y extraños alargando una jugada con pisadas, intentos de caño y demás extravagancias. Pero ese es Juan Carlos y quien lo compra ha de conocer su yin y yang dentro de un campo, capaz de lo peor y de lo mejor anotando un gol, un pase a la red delicioso que abría la lata con un golpeo más propio para buscar a un compañero que para finalizar una jugada. Una sutileza impropia de una categoría así y de la que sólo es capaz él dentro de los 22 jugadores del partido.  

El carácter indomable del malagueño lo refleja en su juego, un niño dentro de un cuerpo de hombre que pretende sacar al mundo su quejío callejero y la máxima expresión del arte venida de las calles de la barriada de El Palo. Juan Carlos es eso, un chico de barrio que busca el aplauso de los viejos que se asoman a los balcones de la plazoleta donde intenta el más difícil mientras sonríe a sus amigos. Después del gol sólo se le ocurrió abrazar a todos sus compañeros aunque lo hubiera hecho con toda la Tribuna.  

Convencer a Juan Carlos, como a Fran, de que la mejor jugada es la más efectiva es algo imposible para estas alturas así que bien haría el aficionado blanco en quedarse con la cara positiva y que Arsenal se pelee con el mundo buscando soluciones cuando toque yang. 

El partido en la primera mitad desnudó el esfuerzo de la semana del RJ con tres choques en siete días. Arsenal se las ingenió para conformar una defensa de garantías y volver a apostar por su 3-5-2. Adri, central izquierdo, Neeskens haciendo de Montiel y un centro del campo con poca consistencia táctica y defensiva. 

Si el último encuentro en La Victoria frente al Torreperogil el equipo de Arenal salía de manera frenética a por el partido, el disputado ante el Loja dejó todas las sensaciones opuestas. Un equipo falto de energía, vigor y contagiado por el ritmo cansino del visitante. El Loja pudo ponerse por delante en dos ocasiones si no es por Ángel y Ezequiel tuvo el 1-0 antes del descanso en una primera mitad que nos dijo poco.  

Tras el descanso Arsenal, intuimos, invitó a sus futbolistas a meter una marcha más al juego y cambió de jugadores y de sistema. Carlos Fernández entraba al campo por Neeskens y el técnico de Hellín modificaba el dibujo a un 4-4-2 moviendo a Adri al lateral derecho cambiado de pierna.  

Esas modificaciones, como la entrada de Juan Carlos, resultaron decisivas pero todas se apoyaron en un cambio de actitud sostenido por la agresividad ofensiva y una ocupación alta de espacios.  

Sólo el desgaste físico de la semana sirve de atenuante para el entrenador en no haber mandado a su equipo en la primera mitad a buscar el partido como sí hizo en los segundos 45 minutos. Jugadores enérgicos como Charaf, Ezequiel o Neeskens invitan a mandar al bloque mucho más arriba aunque cierto es que cada campesino conoce el rendimiento de su huerta.  

El vigor de esos futbolistas produce un efecto inversamente proporcional en cuanto al control del juego. En cualquier equipo de Juan Arsenal se imaginan otro tipo de centrocampistas más posicionales, con mayor conocimiento del tiempo del partido y con experiencia como virtud número uno. Es lo que tiene y es lo que hay. 

Tras el tanto, Arsenal siguió moviendo el banco y supo cerrar la puerta y guardar el gol para completar otra victoria más con portería a cero. Desde luego que nadie puede negar que el técnico es intervencionista, modifica el plan a mitad de partido si es necesario y no tiene reparos en echar la llave de los encuentros por muy Real Jaén que se sea.  

La dinámica es positiva y eso lo explican los resultados y las sensaciones que dejan situaciones en las que antes era cornada segura y ahora es susto con suspiro. Situaciones que no podemos explicar con argumentos futbolísticos pero que levantan a un equipo y que responden a una fuerza histórica que es incapaz de aceptar la rendición.  

Este equipo es otro, sin duda, y Arsenal ha sido capaz de meterse a plantilla y afición en el bolsillo con un plan, un plan que incluye apadrinar los fallos de Juan Carlos cuando vengan porque para los aciertos ya están los aficionados en la grada. Y los abuelos en los balcones, por supuesto.  

Foto. Mario Pastor 


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