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Morir en la orilla

Samuel Armijo // @desdelabarrera

El Real Jaén tiene muy mala pinta esta temporada y el partido perdido ante el Torredonjimeno es buena muestra de ello. Pajares salía con un 1-4-3-3 en fase ofensiva que se convertía en 1-4-1-4-1 a la hora de defender aunque no hay sistema que soporte que cada aproximación del equipo rival sea gol o casi. Había tenido dos buenas ocasiones de disparo Fran Hernández para el RJ pero en la primera llegada del cuadro local gol de Montes. Era el primer balón que tocaba.  

Los acercamientos del equipo de Chumilla hacían temblar los cimientos visitantes y es que de la nada se le hace peligro a este equipo. Montes de cabeza hacía el segundo  y Pajares se empeñaba en jugar por dentro y por abajo en un césped totalmente impracticable. La alineación del técnico blanco dice una cosa y el patrón de juego otra, en un sistema que combina dos delanteros altos y potentes como Pekes - que no mejora a Montes- y Carlos donde no se les cuelga un balón en noventa minutos. Es un sinsentido apostar por ese tipo de atacantes y no buscarles por alto para el remate o para cazar una segunda jugada con Fran en la frontal.  

Precisamente Fran de falta acortaba distancias con un gol de falta de bandera poniendo un palito más en la balanza del área rival y no de la propia donde es un verdadero peligro. Si a la salida de balón incierta del granadino se le une el calamitoso golpeo de Ramón queda un equipo con verdaderos problemas para conjugarse desde zona trasera. 

Ezequiel, por escurridizo y agitador, se salva en un equipo que carece de total lógica en lo deportivo- suplencia de Ángel de la Calzada- y en lo extradeportivo con el cambio de brazalete y posterior expulsión de la entidad del capitán Espinosa. 

Y mientras el Torredonjimeno a lo suyo, con un banquillo repleto de “niños” y con un once titular dignísimo que sabe imprimir carácter e idea. Vicente, imperial en defensa, lleva cien años siendo un jugador sin estruendos y capaz de liderar una zaga sin adornos ni contemplaciones. Mario esconde la pelota cuando su equipo está físicamente rendido y Montes empieza de la mejor forma su etapa en el equipo de un Chumilla, expulsado, que adhiere personalidad al gusto por el buen fútbol. 

En el RJ Pajares cambió de inicio a Carlos Fernández de banda para partir desde la derecha y dejar a Ezequiel percutir por la izquierda pero es que a este equipo ya no hay fórmula que le valga mientras cada ataque rival sea de peligro mortal. En el banquillo el entrenador parece abatido y sobrepasado por una situación que parte desde la intranquilidad institucional donde las decisiones deportivas se mezclan con las que no lo son y el resultado es una plantilla casi nueva y poco coordinada.  

Lo que queda es una institución que agoniza y que sufre una degradación social que alcanza cotas terribles. En pocos meses se celebrará el centenario de la entidad y la sensación es que en el mejor de los casos los aficionados lo festejarán alejados de su club al que rechazan por la gestión vigente porque la impresión es que el Real Jaén está abocado a morir en la orilla.

Foto: Miguel García

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