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El encaje y el descorche de Mario

Samuel Armijo // @desdelabarrera 

Mario Martos vive momentos de plenitud en el fútbol. Cuando un jugador se gusta en el juego transporta esa sensación a compañeros, rivales, aficionados y periodistas. En el pasado todos perdimos demasiado tiempo en atender al envoltorio folclórico de las idas y venidas del futbolista en los equipos de la provincia y fue Manuel Chumilla el que ¨rescató¨ a Mario en un Torredonjimeno sin foco. 

Su buen hacer en el equipo toxiriano avaló otra nueva etapa en el Real Jaén, concretamente en la temporada del centenario. La competencia en la primera fase de campaña ha sido feroz para el jienense al que le buscábamos encaje en un once con piezas muy marcadas en cada partido. Lozano partiendo por el costado por el que suele Mario y con las opciones de Montiel, Urko o Siles por la derecha ponían todas las dificultades del mundo para ser un habitual del esquema de Chumilla a pesar de contar con la confianza del técnico blanco.  

Pero Mario no ha acabado por convencer a todo el mundo por ser un hombre traído por su entrenador sino por aportar juego, asistencias, trabajo y goles. El choque en Armilla fue el partido del descorche para Martos, manejando el tiempo del encuentro a su antojo, girando el juego a su parecer y ¨serpenteando¨ a la espalda de los medios rivales para generar todas las dudas del mundo al lateral. Martos se ha hecho con el timón del equipo custodiado por Adri, con  el que se entiende a la perfección, y con el  encaje de figuras dentro del dibujo que le van como anillo al dedo. Edu López es un lateral que aporta por fuera todo lo que Mario aporta por dentro, Antonio López estira al equipo en cada balón largo y descarga todo ya sea una pelota o una lavadora y los medios conjugan sus virtudes para potenciar la capacidad de Martos para entender lo que necesita el partido. 

Seguramente 31 años es una edad perfecta para jugar al fútbol, a la madurez necesaria adquirida con el tiempo hay que añadir una preparación física óptima y un periodo púbico ya olvidado. Mario ahora disfruta del deporte y su juego, por momentos, brinda un hilo de esperanza dentro de la 5º categoría del fútbol nacional.  

El jugador ha repetido hasta la saciedad que “el entrenador me pide que haga lo que sé y yo sé lo que quiere el míster de mí” y eso lo escenifica a la perfección dentro del terreno de juego. Mario Martos, ese “10” mentiroso que siempre parte de uno u otro costado pero que siempre acaba por dentro para hacer fluir todo el entramado generado por Chumilla y sus asistentes. 

Al final no hemos tenido que encontrarle encaje a Mario porque el espacio llevaba su nombre y apellido desde el principio y no nos habíamos dado cuenta. Seguramente descansará en algún tramo de la temporada pero ya nadie puede dudar de que el juego del Real Jaén pasa por Mario Martos. 


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