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La hipnosis del “enano”

Samuel Armijo // @desdelabarrera              Desconozco la capacidad de Juanca para absorber las críticas de parte de la Prensa y la grada. Margen que sí tiene para levantarse del suelo y ponerse de pie para mirar de frente al ascenso, esta temporada responde a su manera de jugar al fútbol. Las fases sin estar en contacto con el balón se alargan sin que alteren el plan. Juanca sabe que no necesita tocar el balón quince veces para ser decisivo, véase la jornada inicial de Liga.


Las alarmas no saltan con el “enano” porque está llamado a ascender a su Real Jaén. Vino para eso y eso hará así que los revolcones sólo los interpreta como tirones del destino para no llegar el primero a la cima. Con 12 goles y 7 asistencias –datos José Carlos Teruel- ha planeado a mitad de camino entre Antonio López y la pareja de pivotes. Mario entiende a la perfección las idas y venidas del extremo que deja de serlo para convertirse en el propio Mario. 

Juanca quiere coger la bandera y ondearla en el partido decisivo, quiere pintar el cielo de morado con el aire de la capital del Santo Reino para olvidar su paso por esta categoría. Los partidos “relleno” no pasan a la historia más que para redondear el liderato de grupo y es a finales de mayo y principios de junio cuando se guardan las portadas y se saca brillo a los micrófonos.

Todos en el vestuario estiran su confianza en Juanca hasta el infinito, conscientes del poderío de las intenciones del de Cazalilla. No vino a Jaén para ser un goleador al uso ni para ser un once ni un diez, vino para agarrar de la muñeca al club de su vida y sacarlo de las arenas movedizas.

El “uno-dos” de su eslalon es el hall para el golpeo con derecha o izquierda y mandar a descansar la pelota al dormitorio. Juanca no se perdonaría responder con silencio en el campo a aquellos que han puesto las emociones en su juego ni a los partidarios de pensar en un jugador sobrevalorado por el respaldo de un Torredonjimeno detrás. Las opciones pasan por colarse hacia dentro y aprovechar las desatenciones que genera Antonio López en los rivales o las apariciones de Ocaña hasta línea de fondo. El juego del “nene” conecta la capacidad de expansión de tiempo sin levantar el brazo para recibir con la impecable respuesta del flash de un segundo para decidir. Claramente la fortaleza mental es inversamente proporcional a sus 167 centímetros. Los usa para escabullirse, desaparecer, despistar y todo lo que esté relacionado con alejarse del foco de atención en el juego para saltar al escenario con el número final de triple salto mortal. 

En el pasado Juanca se fue y volvió, esta temporada se ha ido y está volviendo aunque debe apresurarse, llega la fase de ascenso y el margen de error es mínimo. Eso, para hacernos ver a los partidarios de sus frecuentes huidas durante los encuentros que no ha vuelto sino que nunca se fue.       


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