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Un amor incondicional por el Linares Deportivo

Carlos Velasco // @CarlosRV16        

Como dijo el escritor Eduardo Galeano, en la vida podremos cambiar de partido político o incluso de religión, pero jamas podremos cambiar de equipo. 

Hoy quiero rendir un pequeño homenaje a Mateo Pino Torres, socio número uno del Linares Deportivo. Basta con decir esto para saber que por las venas de Mateo corre verdadera sangre azulilla. 

Mateo ha estado toda su vida ligada al Linares Deportivo, y así será siempre. Nacido en tierras mineras, y socio desde hace más de 50 temporadas. Este año cumple 75 años, y en el transcurso de estos ha vivido muchas alegrías en Linarejos, desde ascensos hasta salvaciones, pero sobretodo ha sufrido infinidad de derrotas, descensos y hasta desapariciones. Desapariciones que no le han hecho abandonar, ni mucho menos. 

Su hijo nos cuenta, con gran satisfacción, como para su padre a pesar de estar regular de salud, el Linares Deportivo es lo que más le ilusiona y apasiona. Con una sonrisa de oreja a oreja va cada domingo a Linarejos. Año, tras año. Temporada, tras temporada, desea que llegue junio para renovar su pasión por estos colores. Es curioso como su hijo, Antonio Pino, otro gran aficionado azulillo que ha heredado este sentimiento de su padre, nos relata cómo a pesar de que su padre no entiende mucho de fútbol, jamás se ha perdido un partido de su Linares Deportivo. Porque este sentimiento es así. Porque cuando vio por primera vez al Linares, jamás imaginó que marcaría su alma y su corazón de esa forma. Nunca creyó que un amor apareciese así, simplemente llegó y se quedó. Este es el sentimiento azulillo, que sin entender mucho de fútbol, lleva más de 50 años enamorado de su equipo incondicionalmente. 

Solo se perdió uno, nos dice entre risas, y fue el partido que coincidió con la boda de su hijo. Desde ese día, Mateo no ha fallado ningún domingo a su cita. Pero la bendita pasión de Mateo por sus colores no acaba aquí pues siempre que ha podido ha movido cielo y tierra por acompañar a su equipo lejos de Linarejos a pesar de no tener vehículo propio con el que desplazarse. Siempre que podía, iba con su elástica azulilla donde hiciese falta. 

Así es, como Mateo nos hace una demostración de un amor incondicional a su equipo. Un amor a unos colores. Lealtad, y Fidelidad jamás tuvieron mejor representación. 

Como buen azulillo, la pasión de Mateo ha sido transmitida a sus otros grandes amores, a su hijo, y a su mujer. Quien no ha visto cada domingo en el fondo a Mateo acompañado de ambos. Yo, ya los considero una insignia de esta gran afición. Antonio, es abonado desde que tenia 4 años. Ha vivido de la mano de su padre tantos buenos como malos momentos. Ha sufrido, y disfrutado con su equipo, ha celebrado victorias, y ha llorado con las derrotas, y no puede estar más orgulloso de haberlo compartido con su padre. 

Jamás se le podrá recompensar todo lo que Mateo ha hecho y ha dado por este club. Un aficionado de corazón, que tiene muchas historias por contar y mucho que enseñar a todos. Este pequeño homenaje va para el, pero con permiso, también va para todos aquellos que nos han inculcado este sentimiento. Porque todos, mientras leíamos esta historia, tal vez, hemos pensado en alguna persona que un día nos llevó a Linarejos de la mano, en aquellas personas que cuidaron y nos entregaron el legado azulillo, hasta el día de hoy. 

Este homenaje también va para tantos padres, y madres, abuelos, y abuelas, para aquellos que nos dieron el mejor de los regalos, aquellos que generación tras generación han trasmitido el sentimiento por este equipo. Ellos que vivieron el absoluto infierno y que jamás abandonaron estos colores. Gracias por cuidar este legado, y luchar por el. 

Ahora es nuestro turno, toca demostrar que nosotros seguiremos batallando por este equipo, por este escudo. De generación en generación lo hemos demostrado infinidad de veces. Nos queda mucho que aprender de ellos. Siempre serán nuestro modelo a seguir, y gracias a todos aquellos que un día nos inculcaron este sentimiento hoy tenemos la oportunidad de ver lo que podemos llegar a ser. 

Este sentimiento es inmortal. Gracias azulillos.

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