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Ángel Mendoza "Ni los más pesimistas podían imaginar el año 2017" Linares Deportivo

Ángel Mendoza // @amendozarivero           


Ni los más pesimistas podían imaginar el año 2017 que ha trazado la suerte del Linares Deportivo. De comerse las uvas en el grupo de cabeza de Segunda B y aspirando a entrar puestos de Copa, al cisma entre el vestuario y Miguel Rivera, la cesión del entrenador y no ser capaz de sacar 9 de los últimos 30 puntos de la segunda vuelta para, por lo menos garantizar la permanencia. Ni Lasarte primero, ni Ferrando después, despertaron al equipo minero. La fase de permanencia contra el Burgos puso la puntilla.

Pero el calvario no iba a ser sólo el descenso, que ha sumido a la afición en una depresión de la que ha costado salir, algunos aún están inmersos y se ha reducido a la mitad el número de abonados. Esas extrañas coincidencias desafortunadas siguen marcando este año aciago de los mineros.

Juan Ferrando se quedó en verano como director general. Mientras el Linares reclamaba una plaza en Segunda B (que sobre el papel era suya pero que la RFEF adjudicó a quien más le interesaba), se decía Ferrando estaba preparando la doble vertiente, una plantilla para Tercera y otra para Segunda B. Por supuesto, eso no era cierto.

Cuando la plaza fue para otro club y se confirmó que el Linares era de Tercera, Juan Ferrando abandonó el barco argumentando diferencias internas (firmó días después en Grecia), con la plantilla sin hacer y medio Linares B colocado en otros clubes. Habían perdido un mes precioso y sólo seguían en plantilla Juanfran, Luis Lara y Joselu, estos dos últimos pidiendo salir.

Llegó Aguado, tuvieron que acelerar negociaciones y tirar de representantes para formar un equipo que días después debutó en pretemporada contra el Córdoba, con menos de una semana de entrenamientos y sin saber a qué jugar. Salieron el meta Manu, el defensa Briones y el centrocampista Seoane, fueron llegando otros jugadores con cuentagotas, todos ellos muy jóvenes, el Linares casi parece un filial. Lara fue vendido, Joselu se quedó y Aguado le dio la capitanía sabiendo que es el jugador más desequilibrante del equipo y el estandarte sobre el que se erige este nuevo Linares. Pero quedaban más desgracias por venir.

Empezaron la temporada ganado 0-1 en San Pedro, partido con pocas historia, y 1-0 en el derbi ante el Torredonjimeno. Ahí se lesionó Joselu, rotura del labrum de la cadera, se perderá toda la primera vuelta. En Huétor Vega el Linares demostró la fragilidad de un equipo joven, de ir ganando 0-2 a acabar empatando y dando gracias por no perder el partido. Contra el Atarfe se vio un partido de nuevo soso, pero los azulillos ya empezaban a presumir de pegada con dos goles de Javi López y el lateral derecho Rubén Palomeque llegaba a un acuerdo para incorporarse a la plantilla.

¿La fortuna le cambiaba al Linares? Pues no. El día después de sus dos goles, Javi López fue operado de urgencia por apendicitis y se perderá partidos tan importante para los intereses mineros como El Palo, Antequera y posiblemente el derbi en La Victoria. El tránsfer de Palomeque llegó, pero la RFEF dijo que faltaba documentación (¿recuerdan el recurso del verano?), así que se quedó sin jugar en Maracena el miércoles y, sin Javi López, un Linares sin pegada empató sin goles.

Con todo lo ocurrido, con el pivote que llevan dos meses buscando y que no llega, con las lesiones y el equipo sin terminar de encajar bien, los linarenses son cuartos con 11 puntos de 15 posibles. Están donde quieren estar. Mañana sábado a las 18:30 visita Linarejos el Melistar, que sólo ha sacado un punto y debería no ser capaz de sumar en feudo minero.

Le queda mucho por sufrir al club y a la afición en este tramo final de 2017, deseando que según se acerca el nuevo año vaya sonriendo la suerte, los lesionados se recuperen, los fichajes sean acertados y al final de la temporada estén festejando el retorno a Segunda B previa fase de ascenso. Quedarse en Tercera sería otro fracaso estrepitoso. 

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